Aunque no hay cifras precisas en el Sector Salud del país, se estima que cada año se registran 50 nuevos casos de Parkinson por cada 100 mil habitantes, una enfermedad neurodegenerativa que va en aumento en México.
El Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) es la que atiende a la mayoría de pacientes, de los cuales, los hombres son más propensos a tener la enfermedad que las mujeres.
En el marco del Día Mundial del Parkinson, que se conmemora el 11 de abril, el IMSS destaca que el diagnóstico de la enfermedad es clínico y se apoya con estudios de resonancia magnética y tomografía de emisión de positrones.
Señala que las neuronas no producen suficiente dopamina, sustancia fundamental para el funcionamiento del cerebro, y su pérdida se da en un área del cerebro conocida como sustancia negra.
Indica que la mayoría de las personas con Parkinson han perdido de 60 a 80 por ciento de las células productoras de dopamina.
Síntomas del Parkinson
El Parkinson suele diagnosticarse a partir de los 60 años, aunque puede afectar a personas menores de 50.
De acuerdo con la Secretaría de Salud, conocido también como Mal de Parkinson, es un trastorno del sistema nervioso central crónico e incurable que comienza lentamente en uno de los lados del cuerpo para luego afectar ambos.

Ocurren temblores en cara, mandíbula, manos, brazos y piernas; lentitud en los movimientos, problemas de equilibrio y coordinación, y rigidez en las extremidades y el tronco.
El médico cirujano, investigador en Neurociencias y profesor de la Universidad Autónoma de Guadalajara (UAG), Luis Jiménez, aclaró que este padecimiento no se limita a síntomas motores.
La combinación de factores…
Explicó que hay una amplia gama de síntomas no motores como problemas de sueño, depresión, ansiedad, fatiga, pérdida del olfato, estreñimiento, cambios en el habla y dificultades cognitivas, como problemas de memoria y concentración.
Aunque la causa exacta del Parkinson aún no se conoce completamente, se cree que una combinación de factores genéticos y ambientales juega un papel importante, además de que está asociado con la exposición a toxinas, pesticidas o metales pesados.
Evolución discapacitante
Especialistas de la UNAM refieren la ocurrencia de un temblor de reposo, que generalmente comienza en una mano, en la mitad del cuerpo y meses después, con la evolución de la enfermedad se empieza a generalizar y se presenta lentitud en todos los movimientos.
Señalan que el paciente pierde habilidad para maniobrar objetos pequeños como el abotonarse o cepillarse los dientes y le resulta muy difícil hacer los movimientos que se aprenden de manera automatizada, además de perder el olfato en la mayoría de los casos, seguida por colitis.
Una vez que se diagnostica, la sobrevida es de cinco a 10 años en promedio, y en etapas avanzadas la marcha presenta una flexión en el tronco con los brazos pegados a él y los pasos se vuelven cortos, caminan como de puntitas, por lo que el paciente tiende a caerse hacia delante.
La voz del paciente va perdiendo intensidad y entonación, su escritura se deforma, se hace más pequeña, su firma se vuelve irreconocible y la expresión facial inexpresiva.
La enfermedad se asocia con la pérdida de funciones intelectuales o demencia y registra trastornos de memoria y orientación, con evolución discapacitante.
Además, el paciente deja de deambular, llevarse el alimento a la boca, deglutir y expresarse. La inmovilidad favorece a las infecciones pulmonares.
Se puede controlar con una detección y tratamiento oportunos
Rangel Morales señaló que este padecimiento se puede controlar con una detección y tratamiento oportunos, con medicamentos similares a la dopamina y con cirugía cerebral mediante estimuladores eléctricos profundos para grupos neuronales de movimiento, para eliminar los síntomas hasta por 15 años.
Por su parte, Diego Santos García, presidente de la Fundación DEGEN, organización privada que busca mejorar la calidad de vida de las personas con enfermedades neurodegenerativas, dijo que hay propuestas para clasificar la enfermedad en función de marcadores biológicos.
Destacó el desarrollo de terapias que modifican la progresión de la enfermedad que se pueden combinar con Inteligencia Artificial, ejercicio físico y terapias complementarias, incluyendo las de actividad física y función cognitiva.
Además, agregó, se desarrollan aplicaciones para monitorear síntomas de la enfermedad y se impulsa comunidades virtuales de pacientes y grupos de autoayuda de pacientes con un tutor y programas virtuales de terapias complementarias.