Estos factores son el reto del gobernador Eduardo Ramírez para lograr la paz en el estado.
Chiapas cierra el año 2024, inmerso en la violencia, generada por los cárteles criminales en muchos de sus municipios, en una crisis migratoria, en el desplazamiento de familias y el dolor por la pérdida de líderes sociales y religiosos, declaró Monseñor Rodrigo Aguilar Martínez, obispo de San Cristóbal de Las Casas.
El también, administrador apostólico de la Arquidiócesis de Tuxtla, hizo una reflexión sobre los desafíos y oportunidades que enfrentan las comunidades chiapanecas, cuyos factores, representan el principal reto para el gobernador Eduardo Ramírez Aguilar, quien deberá conseguir la paz y un mejor desarrollo para los chiapanecos.
En su mensaje de fin de año, Monseñor Aguilar Martínez, reconoció el impacto de la violencia generada por los cárteles criminales, que han forzado el desplazamiento de familias y han dificultado su retorno a sus comunidades.
Debido a la violencia muchas familias fueron desplazadas a otros municipios e incluso, hacia Guatemala
Muchos hermanos, hombres, mujeres, ancianos y niños fueron desplazados de manera violenta o impelidos a huir de sus comunidades por el miedo a perder la vida a causa de la violencia y además se ha dificultado su retorno.
Rodrigo Aguilar calificó como uno de los momentos más dolorosos de este año, fue la muerte del padre Marcelo, un líder cuya voz profética buscaba denunciar la violencia y la corrupción, y quien promovía una paz con justicia para las víctimas.
“Su partida es un recordatorio de los retos que enfrentamos como sociedad, pero también de la necesidad de redoblar esfuerzos en la búsqueda de la paz“, manifestó el obispo Aguilar Martínez.
Lamenta iglesia católica de Chiapas, la crisis humanitaria derivada de la presencia de miles de migrantes varados en Tuxtla Gutiérrez
Sin embargo, ante este gris e incierto panorama, el prelado señaló las acciones esperanzadoras impulsadas por la Iglesia y la sociedad civil, como la atención a desplazados y migrantes, la promoción de iniciativas de prevención de violencia y las movilizaciones en busca de paz y seguridad.
Son semillas de esperanza que agradecemos a Dios y que nos inspiran a seguir trabajando por un Chiapas mejor”, afirmó.
Asimismo, el jerarca católico lamentó la crisis humanitaria derivada de la presencia de miles de migrantes en el estado, quienes enfrentan carencias extremas en su tránsito por la región.
Destaca monseñor Aguilar Martínez, las movilizaciones realizadas por la sociedad civil para pedir a Dios el don de la paz
No obstante, esas situaciones indignantes, se contempla, aseguró Aguilar Martínez, con esperanza y gratitud los esfuerzos de muchas personas de las diócesis de Chiapas, que acompañan a las víctimas de la violencia que generan alojo para los desplazados y migrantes, que promueven iniciativas de ayuda material, emocional y espiritual.
La creciente red de proyectos de prevención de la violencia que se impulsan de la pastoral social de la provincia eclesiástica de Chiapas, las movilizaciones para pedir a Dios el don de la paz, y a las autoridades estrategias efectivas para garantizar la seguridad en nuestros pueblos, son también algunas semillas de esperanza, añadió.
El pasado 25 de diciembre, el Papa Francisco inauguró el Año Jubilar 2025 bajo el lema “La esperanza no defrauda “. En este contexto, la Arquidiócesis de Tuxtla abrió oficialmente el Jubileo durante la fiesta de la Sagrada Familia, el 31 de diciembre.
Llaman al pueblo chiapaneco a no ceder ante la desesperanza
El Papa ha llamado a los fieles a construir una paz artesanal, basada en el perdón y el compromiso con los más vulnerables, como migrantes, reclusos, jóvenes afectados por las drogas, ancianos y la misma tierra.
En su mensaje, Monseñor Aguilar también invitó a reflexionar sobre el papel de la familia en la construcción de una sociedad más estable y justa. “De la solidez de nuestros núcleos familiares depende el bienestar y el futuro de la humanidad“, enfatizó.
El mensaje de la Iglesia chiapaneca concluye con un llamado a no ceder ante la desesperanza, sino a redescubrir la esperanza en los signos de los tiempos y a trabajar por un futuro en el que la justicia, la paz y la solidaridad sean una realidad para todos.