De acuerdo a investigadores la deforestación pone en riesgo esa fábrica de agua.
La reducción de más 2.0 km cuadrados a sólo 0.37 km cuadrados de hielo, de 1958 al 2024, coloca al último glaciar del Pico de Orizaba o Citlaltépetl, al borde de la extinción; las causas y efectos de su comportamiento, no son ajenas al factor humano, ni a los ciclos de planeta y la posibilidad de recuperación se escurre en el tiempo.
El investigador del Centro de Ciencias de la Tierra de la Universidad Veracruzana, Víctor Soto, ha investigado por 12 años la montaña más alta de México, (cinco mil 700 metros sobre el nivel del mar), y explica que la Tierra tiene periodos de avance glaciar y calentamiento cada 100 mil años en promedio.
La posibilidad de recuperación de los glaciares está fuera del alcance de políticas públicas y de acciones ambientales de la humanidad, la actividad industrial, deforestación y el calentamiento global retardan el nuevo ciclo de enfriamiento de la Tierra, que en teoría, y estadísticamente, debería iniciar pronto (en términos geológicos).
La reducción de glaciares provoca escasez de agua del deshielo natural para comunidades de más de tres mil metros de altura en Veracruz y Puebla
Es en este ciclo de calentamiento del planeta, que el Volcán Pico de Orizaba, considerado Parque Nacional y Área Natural Protegida por decreto desde el gobierno del Presidente Lázaro Cárdenas del Río, perdió cuatro de sus glaciares y el quinto, el Jamapa, también está en riesgo.
Para el especialista, y para los investigadores del Observatorio Sismológico y Vulcanológico de Veracruz, perteneciente al Centro de Ciencias de la Tierra, de la Universidad Veracruzana, la reducción sustancial del último de los cinco glaciares que tuvo el Citlaltépetl, tiene dos efectos tangibles, como:.
La escasez de agua del deshielo natural del glaciar, para las comunidades de más de tres mil metros de altura de los estados de Veracruz y Puebla, que dependen de manera directa de esa agua, y la eventual inestabilidad climática en las partes altas del Pico de Orizaba.
La explosión demográfica alcanzó las faldas de la montaña por encima de los tres mil metros sobre el nivel del mar
En los últimos 50 años, explosión demográfica alcanzó las faldas de la montaña por encima de los tres mil metros sobre el nivel del mar; más de 40 mil habitantes nutren unas 50 comunidades y rancherías, Vaquería en el municipio de Calcahualco en Veracruz y Miguel Hidalgo y Costilla en Tlachichuca en Puebla, son las más altas y cercanas al cono volcánico, ellos dependen del agua del deshielo del glaciar Jamapa.
Además de la eventual crisis en la seguridad hídrica para las comunidades de la zona, el deshielo del glaciar provoca una climatología distinta en la región con aumento de temperaturas que en la actualidad alcanzan hasta 17 grados en la cima y cada vez aumentarían más, toda vez que se pierde el efecto regulador del hielo.
El científico explica que, la posibilidad de extinción para el glaciar Jamapa aumenta con la incapacidad de la montaña para almacenar hielo durante la temporada invernal, “las precipitaciones de nieve padecen los aumentos de temperatura que calientan y fracturan la base rocosa que almacenaba la nieve para su conversión a hielo, que a su vez alimentaba la superficie y grosor del glaciar”.
Aunque es un hecho que el glaciar Jamapa está en sus límites como tal, la glaciología no se encarga de pronosticar una extinción, tampoco su recuperación, lo que sí es un hecho, es que ya se observan los efectos de su deterioro en el medio ambiente regional.
Fábrica de agua
La montaña que alberga al glaciar del Pico de Orizaba, es una fábrica de agua, tiene un perímetro de protección de más de 19 mil hectáreas, de éstas unas nueve mil son de bosque -pino negro y abetos- y el área de influencia fuera de la poligonal protegida, es de unas 60 mil hectáreas en los límites de Veracruz y Puebla.
Su protección corresponde a la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (CONANP), pero también es motivo de preocupación y riesgo por su incontenible deforestación por tala clandestina e incendios forestales.
En conjunto, el área protegida y la de zona de influencia, son la región bioclimática que genera la montaña y dónde se desarrolla una agricultura altamente sustentable y el servicio del agua.
La cubierta forestal de bosques maduros deberían ser la garantía para la cosecha del servicio ambiental llamado «agua» de aquí al año 2100 si las reforestaciones son bien cuidadas y alcanzan la madurez.
Pero la plataforma forestal de la región del Parque Nacional Pico de Orizaba, ha perdido más del 40 por ciento en las últimas tres décadas y pone en riesgo la generación de agua para la Cuenca Jamapa en Veracruz y cientos de nacimientos de agua que abastecen a millones de habitantes de Puebla y Veracruz.
El comportamiento de los ciclos del planeta y de la humanidad, comprometen la sobrevivencia de los glaciares
Hasta ahora, los esfuerzos de reforestación son mermados por la tala clandestina, incendios forestales en su mayoría provocados por los propios talamontes y productores agropecuarios que buscan ganar terreno para su actividad.
Frenar y recuperar la forestación de las faldas del Pico de Orizaba es tarea de los entes del gobierno en sus tres niveles; desde la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales, la Procuraduría Federal de Protección Ambiental, la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas y de los gobiernos estatales de Puebla y Veracruz, así como los municipales en materia de promoción de una cultura de respeto a los recursos naturales.
El comportamiento de los ciclos del planeta y de la humanidad, comprometen la sobrevivencia de los glaciares, sin embargo, aún se pueden rescatar las plataformas forestales y amainar una inminente crisis de agua.