CARLOS HEREDIA ZUBIETA
COLUMNA
La polarización política mexicana tiene como factor subyacente a la polarización económica. Durante décadas las élites mexicanas consideraron ‘normal’ y ‘natural’ que más de la mitad de la población mexicana subsistiera en niveles de pobreza y pobreza extrema.
Se planteaba como puerta la prosperidad la inserción en la globalización, pero sus beneficios sólo alcanzaron a una minoría privilegiada. Hubo crecimiento, pero mucho menor al requerido. Hubo educación y salud, pero muy por debajo de los estándares de América del Norte y de a OECD.
Dejamos intacta un estructura interna de poder que es un sistema brutal de segregación económica, social, cultural incluso racial. En México ni siquiera se usa el concepto de «ciudadanía económica’, en su acepción de la manera en que la posición o situación económica de un individuo de una familia, puede influenciar el ejercicio de sus derechos políticos, sociales, culturales y ambientales.
La libertad de que gozaban millones de mexicanos era la de padecer hambre o emigrar, mientras que el acceso la justicia era solo para quienes podían comprarla, Llegó AMLO y les propuso a estos mexicanos: yo te veo, te miro te hablo -voy a repartir el presupuesto para que a ti te toque algo, transferencias en efectivo con un componente emocional, cuya sustentabilidad está prueba.
El depósito de dinero en la cuenta fue un pacto social mucho más poderoso que la Constitución o las leyes. Al mismo tiempo, el gobierno abdicó de sus responsabilidades fundamentales: proteger la vida y la seguridad de los ciudadanos, y proveer bienes como educación y salud, cuyos sistemas públicos están hoy convertidos en zonas de desastre.
Así, el vínculo caudillo masas nos ha conducido al empoderamiento de los mexicanos. El gobierno ha suplantado al pueblo, y ha negado sus derechos a los ciudadanos. La política se ha convertido en una instrumentalización de los electores para ampliar y hacer permanente la concentración del poder la dependencia respecto de una persona, quien ‘volvió los ciudadanos rehenes, a los opositores enemigos y los críticos adversarios’.
En el primer gobierno de Morena, 2018-2024, la tasa de crecimiento anual la más baja en seis sexenios. Las transferencias en efectivo los programas sociales tienen gran aceptación social y llegaron para quedarse, pero no modifican el status quo económico.
No se está generando aquí emancipación de la baja productividad, de la elevada segmentación social, ni de la escasa calidad institucional. El gobierno de pública gubernamental, recicla los corruptos perpetúa a las oligarquías, en lugar de generar la expansión sostenida y sustentable de las clases medias.
Nos urge los mexicanos una verdadera transformación que libere el potencial creativo y productivo de la mayoría de los mexicanos. No hay secretos ni fórmulas mágicas, ello sólo puede lograrse con seguridad ciudadana. educación salud, justicia fiscal y competencia económica.
El gobierno actual parece atrapado entre el estancamiento económico y autoritarismo; ¿habrá nuevos actores políticos que promuevan el crecimiento incluyente, la justicia, y la cohesión social en democracia?
El depósito de dinero, en la cuenta individual del beneficiario de programas oficiales, se volvio un pacto social mucho más poderoso que la Constitución 0 las leyes».