Cobran para dejarlos subir al transporte gratuito que los llevará a la frontera
El Instituto Nacional de Migración (INM) implementó un programa de transporte gratuitos para facilitar y agilizar el viaje seguro de los migrantes, que se encuentran de paso por territorio mexicano, a fin de alcanzar su meta de llegar a los Estados Unidos, luego de tramitar la aplicación CBP One.
Esta aplicación es una medida de la Administración del presidente Joe Biden, lanzada oficialmente el 12 de enero de 2023 como una herramienta gratuita dirigida a migrantes que se encuentren en México para programar una cita y presentarse cuando sea preciso en alguno de los ocho puntos fronterizos dispuestos a lo largo de la frontera.
De esta forma, los indocumentados pueden optar por un permiso humanitario que les permita el ingreso legal a Estados Unidos de manera ordenada y legal, con lo cual se reducirían los cruces ilegales, así como las extorsiones.
Los Autobuses gratuitos del INM para llevar migrantes a la frontera dejaron de serlo, debido a la corrupción de los agentes de migración
Según denuncias de los propios migrantes, lo que debía ser un beneficio gratuito se ha convertido en una lucrativa oportunidad para grupos delictivos que operan en Chiapas, Oaxaca y Tabasco.
Todas las vicisitudes las enfrentan en carne propia los migrantes y sus seres queridos, desde que deciden salir caminando de Tapachula, porque viajar en autobús es casi imposible debido a la corrupción de las autoridades mexicanas en contubernio con las mafias criminales.
Rosemberg Salgado, ciudadano venezolano que abandonó su país por falta de oportunidades, denuncia que los cárteles con los que se entienden muy bien los agentes de migración, han tomado control de los espacios en los autobuses ofrecidos por INM, mismos que se han desentendido de esa obligación, vendiendo los asientos a precios muy elevados.
Cobra entre mil y cinco mil dólares agentes de INM para trasladar a los migrantes hacia la frontera en un transporte que debe ser gratuito
Tampoco, abundó el joven sudamericano, nos dan la opción de comprar boletos en otro lado, por lo que preferimos caminar que ser extorsionados por esas mafias que lucran con el dolor humano de los migrantes, pero viajamos confiados con la bendición de Dios, .
Además, denunció que el INM estableció dos puntos de salida: uno en la Estación Migratoria de Villahermosa, Tabasco, y otro en la oficina de Regulación Migratoria en Tapachula, Chiapas, a pesar de ello, miles de extranjeros siguen avanzando por las carreteras en caravanas, enfrentándose a numerosos obstáculos y peligros en su travesía hacia el norte.
Ello, debido a que sólo unos cuantos tienen posibilidades de pagar entre mil y cinco mil dólares, pero la mayoría no, por lo que no les dejan otra opción que caminar por las carreteas de Chiapas, con los riesgos que ello representa, como ser secuestrados, y pedir rescate a sus familiares.
En este contexto, varios de los migrantes comentaron que en algunos retenes los dejan pasar sin cobrar, pero en otros han tenido que pagar para continuar su camino, con tarifas impuestas por los grupos criminales que controlan el transporte, convirtiéndose en un obstáculo casi insalvable para muchos.
A los migrantes que optan por caminar se les coloca un brazalete en la muñeca y según se color es la distancia que pueden recorrer de acuerdo a lo pagado en dólares
La situación se agrava por el peligro constante que enfrentan los migrantes al caer en manos de los criminales, grupos que los trasladan en condiciones inhumanas, a menudo en camiones de redilas, logran pasar por los retenes de Frontera Hidalgo, Suchiate y Tapachula sin ser detenidos.
«Cada migrante lleva un sello que indica hasta dónde tienen permiso para continuar», explica uno de los viajeros. Este permiso, sin embargo, depende de cuánto dinero puedan pagar a los traficantes y no te aceptan pesos, sino dólares”.
Las tarifas son impuestas por los grupos delictivos, que justifican los altos costos diciendo que deben «compartir las ganancias” con las autoridades, a las que les muestran los sellos o pulseras de los migrantes para permitirles avanzar.
Este drama humanitario pone en evidencia no solo la vulnerabilidad de los migrantes, sino también las fallas del sistema que, lejos de protegerlos, los expone a la explotación y al peligro en su desesperada búsqueda de un futuro mejor.