La noche del 17 de octubre de 2024, el periódico El Debate de Culiacán fue blanco de un violento ataque armado que dejó a la comunidad en alerta. Cerca de las 22:55 horas, al menos 12 disparos fueron dirigidos hacia la fachada de las oficinas del diario, causando daños a varios vehículos cercanos, aunque, afortunadamente, no hubo heridos. Este atentado resuena en un Sinaloa donde la violencia sigue siendo una constante.
El ataque contra El Debate no es un hecho aislado. En un estado como Sinaloa, donde los niveles de violencia están estrechamente relacionados con la operación de grupos criminales, este tipo de agresiones no sólo atentan contra un medio de comunicación, sino contra el derecho a la libertad de expresión. Además, pone en el foco la vulnerabilidad de los periodistas en regiones donde el poder del crimen organizado suele superar al del Estado
La Fiscalía de Sinaloa ha comenzado una investigación formal. Hasta el momento, peritos están recolectando pruebas en la zona, pero aún no hay detenidos ni claridad sobre los motivos exactos del ataque. Lo que sí está claro es que este tipo de actos de violencia buscan intimidar a quienes ejercen el periodismo en áreas complicadas, en una especie de advertencia no escrita: “aquí no se cuestiona”.
Sinaloa ha sido durante años epicentro de una de las organizaciones criminales más poderosas de México: el Cártel de Sinaloa. Los niveles de violencia en la región se mantienen altos debido a las luchas por el control de territorios, enfrentamientos entre grupos rivales, y una larga historia de impunidad.
Este atentado nos recuerda lo frágil que es la situación para la prensa mexicana, especialmente en estados controlados por el crimen organizado. Sinaloa no es la excepción, y hechos como este nos obligan a preguntarnos: ¿hasta cuándo podremos proteger el derecho a informar sin miedo a represalias.
La agresión a El Debate de Culiacán es una señal de alerta que no debemos pasar por alto. Aunque en esta ocasión no hubo víctimas, la violencia dirigida hacia medios de comunicación refleja un problema estructural que afecta a toda la sociedad. Si no se toman medidas contundentes, la libertad de prensa y la seguridad de los periodistas seguirán en jaque
Como sociedad, es importante que sigamos de cerca este tipo de situaciones y exijamos justicia. La violencia contra la prensa no debe quedar impune. Si te interesa profundizar sobre la situación de los periodistas en México, te invitamos a investigar más sobre los riesgos a los que se enfrentan y cómo podemos apoyar la libertad de expresión en nuestro país.