Para incrementar la efectividad de sus francotiradores, la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) anunció la compra de 205 fusiles calibre .338 para sus Fuerzas Especiales.
«Las armas serán utilizadas para garantizar el orden interior y la seguridad nacional», justificó la institución en su proyecto de compra, que estima en 21.7 millones de pesos.
La adquisición está a cargo de la Dirección General de Materiales de Guerra y la unidad que va a operar ese arsenal tiene su cuartel en el Campo Militar 1.
«El desgaste de los equipos, por el constante adiestramiento de las unidades, además de la modernidad en la tecnología de nuevas armas, obliga a la Sedena a estar a la altura de esas exigencias», explicaron autoridades sobre este proyecto.
El calibre .338, armamento que busca adquirir el Ejército mexicano para equipar a sus Fuerzas Especiales, ha sido utilizado en las guerras de Irak y Afganistán por las tropas de Estados Unidos.
Este tipo de armamento fue desarrollado durante la década de 1980 como un cartucho de largo alcance y alta potencia para su uso en fusiles de cerrojo para francotiradores militares.
Actualmente dicho calibre es utilizado por diversas fuerzas especiales de decenas de ejércitos en el mundo.
Unidades de élite
Las Fuerzas Especiales del Ejército se caracterizan por su rapidez, movilidad y capacidad de despliegue, que les permite generar y explotar con eficacia productos de inteligencia, contando con gran variedad de armamento, material, equipo y adiestramiento especializado para realizar operaciones en cualquier ambiente geográfico.
Durante este año, estas unidades han sido enviadas a Tamaulipas, Tabasco, Baja California, Chiapas, Sinaloa, Michoacán, Durango, Sonora y Guanajuato para contener al crimen organizado y participar en operaciones clasificadas de alto impacto.
Además, los elementos de estas unidades están adiestrados para tareas de contraterrorismo, rescate de rehenes y operaciones aéreas.
Estimaciones militares refieren que la Sedena cuenta con 4 mil elementos de estas unidades de élite distribuidos en seis batallones, los cuales están divididos en todo el país.
A este grupo se le adjudican detenciones importantes como las de Osiel Cárdenas Guillén, líder del cártel del Golfo: Alfredo Beltrán Leyva, El Mochomo, del cártel de Sinaloa; Jaime González Durán, El Hummer, de Los Zetas; Vicente Zambada Niebla, Vicentillo, y Ovidio Guzmán, El Ratón, entre otros.
No obstante, en este sexenio los grupos de élite fueron utilizados principalmente para disminuir los brotes de violencia en distintas entidades.