Por Edmundo Cázarez C
-Primera de dos partes-
Foto Adrián Ponce
Columna
“Volver, con la frente marchita…. Las nieves del tiempo platearon su sien. Sentir, que es un soplo la vida, que cuarenta años no son nada, que febril la mirada…” Reza la quinta estrofa del hermoso tango “Volver”, de la inspiración de su autor Alfredo Le Pera, mismo que se encargara de inmortalizar el gran Carlos Gardel, además, tema musical de la famosa película “El Dia que me quieras” Que, A lo Mero Macho, parece adaptarse a la perfección, al cumplirse las primeras cuatro décadas de un intenso e ininterrumpido cabalgar por la impartición de la justicia en este gran país, tal y como lo ha realizado el prestigiado despacho jurídico Coello Trejo y Asociados S.C., bajo la acertada dirección general y enseñanzas del licenciado Javier Coello Trejo.
Haciendo gala de una sobrada paz interior, curiosamente, dentro de un espantoso caos jurídico que vive nuestro país, a causa de la absurda Reforma al Poder Judicial, a punto de cumplir sus exitosos 76 años de edad (22 de octubre 1948), el licenciado Javier Coello Trejo sorprende por su lucidez y vitalidad. Amable, educado y sencillo en su trato, transmite una extremada seriedad y poseer un carácter fuerte, aun así, logramos romper el hielo y arrancarle algunas sonrisas al recordar interesantes anécdotas que le ha tocado vivir por la senda legal de su amado México, como le llama, con enorme orgullo y cariño, a la tierra que lo vio nacer y trascender, no solamente en el ámbito jurídico, sino en la vida social y política de esta “bendita nación”, tal y como lo recalca, una y otra vez, desde lo más profundo de su ronco pecho.
Y es que don Javier Coello, aunque quiera, no puede esconder su desbordada alegría al celebrar los primeros 40 años de una productiva y exitosa vida del Despacho Jurídico Coello Trejo y Asociados, S. C., dando la impresión de ser uno de esos niños de 8 años, totalmente emocionado y entusiasmado por la fiesta de cumpleaños que le han organizado sus papás, para que la disfrute con toda la intensidad, en compañía de todos sus amiguitos.
Los ojos del destacado abogado brillan con intensidad, hasta sus labios dibujan una amplia sonrisa al adelantar que la celebración de los primeros 40 años del despacho que dirige y preside, será el marco perfecto para rendir un merecido reconocimiento al profesionalismo y lealtad demostrada por cada uno de los abogados que integran su bufete jurídico, así como el personal administrativo que se ha esforzado por mantener todos los asuntos en orden y al día.
Atento, preocupado y perfectamente bien informado del cotidiano acontecer nacional, se da tiempo para expresar valiosas opiniones, con una columna semanal en las páginas del prestigiado diario de circulación nacional, El Financiero, poniendo especial énfasis al tema de la Reforma al Poder Judicial, calificándola como un verdadero galimatías, dado que vulnera las garantías constitucionales de Jueces y Magistrados, y lo que es peor, obstaculiza la adecuada, pronta y expedita impartición de justicia, a lo largo y ancho del territorio nacional.
Sin más preámbulos, esto fue lo que tuve la satisfacción de conversar con él, en esta primera parte de la interesante entrevista que me hizo el honor de conceder:
-¿Cómo nace Coello Trejo y Asociados?
-A mediados de 1983, renuncio a la Secretaría General de Gobierno del Estado de Chiapas, completamente asqueado de la política, de las intrigas y decepcionado porque, lo que me ha regido en mi vida, ha sido el principio de la lealtad. Cosa que doy, pero la mayor parte de las veces, no la recibo.
-¿Qué lo anima formar su propio despacho?
-El tiempo me demostraba que mi salida de la secretaría general de gobierno de Chiapas, había sido lo mejor…
-¿No hay mal, que por bien no venga?
-¡Exacto!!, no hay mal que por bien no venga. Estaba que me cargaba la chingada, al grado que ni el sol me calentaba…
-¿Qué lo había hecho enojar tanto?
-Estaba muy encabronado con el gobernador Absalón Castellanos Domínguez, porque durante los tres años en que me desempeñé como secretario general de gobierno, me dediqué a trabajar día y noche, resolver los problemas que aquejaban a Chiapas, capoteando las intrigas, combatiendo la corrupción y obviamente…
-¿Ya había pensado en “tirar la toalla”?
-Sí, la verdad es que sí…
-¿Y qué era lo que lo detenía?
-Es que, tanto el gobernador como yo, nos habíamos comprometido con el entonces secretario de Gobernación, Manuel Barttlet Díaz, resolver los problemas que atravesaba la Confederación Nacional Ganadera y la elección de su nuevo líder.
-¿Y qué sucedió?
-Resulta que mi renuncia a la secretaria general de gobierno, provocó que tanto al propio Manuel Barttlet, como al mismo presidente Miguel de la Madrid, los irritó muchísimo. Así es que, antes de tomar esa difícil decisión, me vengo a la Ciudad de México y opto por realizar un viaje con mis tres hijos, que estaban muy pequeños y con mi querida esposa.
-¿A dónde se fueron?
-Decidí emprender ese viaje por carretera, desde Tijuana hasta San Francisco, California.
-¿Por qué por carretera y no por avión?
-Siempre me había gustado manejar, además, era una excelente oportunidad para despejarme la mente. Nos divertimos muchísimo en familia, pero, también, insisto, me sirvió enormemente para recapitular todo y poner en orden mis ideas…
-¿Qué sucede a su regreso? ¿Se sentía un tanto deprimido por haber entregado su renuncia en Chiapas?
-Al regresar del viaje, como que me entró una especie de “cruda” emocional o de “güeva”, dado que mis ideas estaban totalmente en orden, pero, A lo Mero Macho, te soy honesto, como que me faltaba tener el poder en mis manos…
-¿Se sentía como “león enjaulado”?
-¡Para qué le digo que no…!! Estaba de un genio que ni yo mismo me aguantaba. En las noches, el insomnio me invadía, pasaba toda la santa noche fume y fume, además, tomaba café como loco… y por mi mente, fluían chingaderas y media.
-Pobre de su señora esposa y de sus hijos…
-La verdad es que sí. Jamás había pasado tanto tiempo metido en casa. Yo seguía muy encabronado hasta conmigo mismo. Un día, me levanté echándole pleito hasta el sol por el simple hecho de haber salido. Total, me di un baño con agua fría para despejarme y llevé a los niños a la escuela, pero cuando regreso a casa para desayunar…
-¿Se le apareció Juan Diego y toda la Corte Celestial para “ponerlo” en su lugar?
-Te decía, estaba dispuesto para desayunar en casa, pero veo a mi esposa sumamente seria y me dice: ¡Quiero hablar contigo!!…
-¡Sopas!!, vaya desayuno que le esperaba…
-Con la voz entrecortada, don Javier Coello Trejo no ocultar que lo invaden emociones y recuerdos, con la voz entrecortada y algunas lágrimas que se asoman en sus ojos, relata: “La escuché con mucha atención, jamás se me olvidarán sus palabras, me dijo: ¡Cuando nos casamos, me dijiste muy claramente que no eras plomero ni cambiabas llantas de coches, mucho menos, tendías camas… ¡Que eras abogado!! Así es que respira profundo, desayunas y te me vas a la calle a conseguir un buen lugar, montas tu despacho porque, tú, eres un muy buen abogado!!
-¿Qué sintió por dentro, al escuchar eso, proveniente de los labios de su esposa?
-Me cimbró muy duro lo que me dijo, me acuerdo que salí de casa muy encabronado, hasta azoté la puerta de la entrada… ¡iba que echaba lumbre por dentro!! Total, me fui a un Sanborns que estaba en Coapa, estando frente a una taza de café, me puse a reflexionar y decidí montar mi despacho.
-¿Cuál fue la primera sede de Coello Trejo y Asociados?
-En Polanco, recuerdo que renté un amplio lugar que estaba en el primer piso de un viejo edificio, porque no me alcanzaba para rentar todo un piso.
-Pero con toda la buena actitud, después de la “sacudida” que le había dado su esposa…
-¡Exacto!!, me di a la tarea de buscar un arquitecto para que remodelara. Anduve buscando el tipo de escritorios que habría de comprar. Busqué a un gran amigo mío, el licenciado Héctor Marín Cuervo, y resulta que me hace saber que estaba desempleado.-¿Quién era el licenciado Marín Cuervo?
-Lo conocí cuando se desempeñaba como secretario de un Juzgado de Distrito Penal. Le invité un café y le propuse que se incorporara a mi despacho. Asimismo, también invité a mi primo hermano Raúl Coello, que había trabajado conmigo en la PGR, cuando fui Agente del Ministerio Público Federal, pero no quiso irse conmigo a Chiapas. Para no hacerla cansada, mi primo me dijo exactamente lo mismo, que estaba desempleado y le dije: ¡Primo, pues ando a las pendejas!!, instalando mi despacho.
-¿Cuál fue su reacción?
-No le quedaba de otra que aceptar… ¡Ah, pero eso sí!!, lo obligué que terminara la carrera de abogado y empezamos a chingarle muy duro, el licenciado Marín, mi primo Raúl y tu servidor. Contratamos una secretaria… ¡Puff!! Se me olvidaba contarte que alguien me recomienda a Héctor López Magaña, quien también era pasante de la carrera de Derecho. Cuando lo tuve frente a mí, lo noté mucho muy fogoso y “echado pa´delante”
-¿Qué le dijo?
-Me expresó que quería trabajar para el despacho…
-Usted ya traía muchas horas de vuelo como Agente del Ministerio Público Federal, la experiencia adquirida en Chiapas, vamos… ¡ya era El Fiscal de Hierro…!!
-¡En efecto!!, en ese preciso momento, me llama por teléfono el licenciado Gustavo Petricioli, que en ese entonces, se desempeñaba como director general de Nacional Financiera. Me invita a tomar un café y me hace partícipe que tenía muchos asuntos penales por resolver en Nacional Financiera, me sugiere que me incorpore como abogado de Nacional Financiera…
-¿Cuál fue su reacción?
-¡Dios es grande!!, Estaba muy sorprendido y entusiasmado porque ya tenía chamba… ¡Por supuesto!!, acepté de inmediato su amable invitación de trabajar con él, pero como abogado externo, porque el director jurídico de Nacional Financiera era el abogado Trueba Barrera, a quien ya había tenido la oportunidad de conocer, cuando se dio a conocer aquel escándalo con un enorme fraude de los Henríquez Guzmán, en contra de Nacional Financiera. Total, el licenciado Petricioli, me pide que firme los contratos de confidencialidad y me entrega los primeros asuntos a los que me tenía que avocar.
-¿Recuerda algunos de esos asuntos catalogados como “confidenciales”?
-¡Claro que sí!!, eran los referentes al fraccionamiento Jardines de la Montaña, un fideicomiso que había llevado a cabo Nacional Financiera, en donde habían recibido la obra pero sin la construcción de un drenaje, defraudando a Nacional Financiera.
-¿Zapatero a tus zapatos?
-¡En efecto!!, teniendo en mi poder cada uno de los documentos, me di a la tarea de presentar las denuncias correspondientes. Me presento con el Agente del Ministerio Público Federal, obviamente, ya me conocían. Ratifico las denuncias y como a los 15 o 20 días en que las había presentado, me llama por teléfono el licenciado Petricioli….
-¿Qué le dijo?
-Con voz fuerte me dice… “Don Javier, ¿puede venir a mi oficina por favor?, quiero echarme con usted un cafecito…”
-¿Y qué paso?
-Me dijo que le daba mucha pena, pero que le había llamado Sergio García Ramírez, quien era el Procurador General de la República… Que le había dejado muy en claro, que, si yo seguía como su abogado, las denuncias presentadas no iban a caminar… “Pero lo que yo quiero decirle, mi estimado Javier, es que usted siga, pero dándole la razón a García Ramírez…”
-¡…Sopas!!
-De inmediato, le dije que me perdonara, no entendía la postura de García Ramírez ni me explicaba el porqué de su actuar hacia mi persona, jamás le había hecho nada. Pero le subrayo que no había problema…
-¿…Y qué hizo?
-Salí encabronadísimo de su oficina…
-Disculpe que lo interrumpa… ¿Por qué, García Ramírez se expresaba tan mal de usted?
-Uno, porque fui Ministerio Público anticorrupción y tuvimos algunos desencuentros en cuanto al sistema penitenciario, porque yo criticaba duramente que lo que, él, quería hacer. Establecer un sistema penitenciario de cárceles abiertas, en donde, a los reos, les permitieran ir a sus casas y que ilusoriamente regresarían a las cárceles… ¡Iban a regresar, ni que la chingada!!
-¿…Y luego?
-Dos, el problema surge cuando García Ramírez toma posesión… Recuerde usted, mi querido amigo Edmundo, el presidente Miguel de la Madrid me había ofrecido que yo sería subprocurador, obviamente, cuando toma posesión García Ramírez, yo era Ministerio Público Federal Especial, en un acto de lealtad, subo a saludarlo a su oficina y es cuando me amenaza que me iba a detener y consignar…
-¿Bajo qué cargos?
-Por el caso de Pemex, simplemente, me dio risa, en su cara le dije que me consignara.
-¿Eso fue lo que más le molestó?
-Lo que más le molestó, ya que usted lo menciona, al día siguiente en que me dijo eso, me llama el presidente De la Madrid, entonces el presidente me pide que me fuera como secretario general de Gobierno a Chiapas, para que le ayudara al general Absalón Castellanos, que no daba una… Sin lugar a dudas, eso fue lo que le calentó más a García Ramírez
-¿Pero cuál fue su reacción, cuando sale de las oficinas de la PGR?
-Estaba mucho muy decepcionado y se me ocurre llamarle a Emilio Gamboa Patrón, quien era el secretario particular del presidente, le pido una cita y me dice… “Claro que sí Javier, vente para acá cabrón, a Los Pinos… ¿Acaso no somos amigos?”
-¿Y estando en Los Pinos, qué sucede?
-Le platico con lujo de detalle lo sucedido con García Ramírez, lo cual, narro en el libro El Fiscal de Hierro de Editorial Planeta. Sin embargo, me hace saber que el presidente De la Madrid estaba muy molesto conmigo porque había renunciado a la PGR, le hago saber que las cosas no habían sido así, sino que el propio García Ramírez me había exigido mi renuncia, y que era totalmente diferente a la versión que él tenía. Además, le recalco que, en todas las giras de Miguel de la Madrid, yo atendía personalmente los asuntos del señor presidente, ante las frecuentes ausencias del gobernador de Chiapas. Entonces, Emilio Gamboa me pide que le permitiera unos minutos, va al despacho del presidente, de pronto, sale y abre la puerta de la oficina del presidente y me pide que ingresara junto con él…
-No se podía quejar… ¡audiencia especial y privada con el presidente!!
-Yo estaba totalmente sorprendido. Miguel de la Madrid extiende su mano y me da un saludo frio…
-¿Qué le dijo usted estando frente a él?
-Que iba acudido hasta Los Pinos, para ver a mi presidente, porque si yo había algún delito, que me lo expresara de viva voz mi presidente ¿Que si me tenía que ir de mi país o si me iba directo a un reclusorio…?
-¿Qué le respondió el presidente?
-Viéndome fijamente a los ojos me dijo… “Al presidente de la República, no se le renuncia Coello, que le quede muy claro”
-Estaba en juego su futuro y de frente al poder presidencial…
-¡Exacto!!, de inmediato, le aclaré al presidente… ¡Me perdona señor Presidente, pero yo no renuncié!!, y continué aclarándole: “Me exigieron mi renuncia, incluso, señor presidente, Manuel Bartlett y Dávila Narro, secretario y subsecretario de Gobernación, respectivamente, me habían pedido que fuera el árbitro en el problema de las asociaciones ganaderas, porque había realizado investigaciones y sabía perfectamente de qué pie cojeaba cada cabrón. Es más, todavía le había informado a Dávila Narro de mi renuncia, al otro día, Barttlet me pedía le diera una explicación porqué había renunciado a la secretaria general de Gobierno de Chiapas.
-De la Madrid estaba confundido?
-Digamos que mal informado, una vez más, le dije que si el propio gobernador de Chiapas me había pedido mi renuncia… ¿qué cabrones me quedaba hacer? De la Madrid, me aseguraba que el mismo general Absalón había ido a contarle otras cosas de mi persona.
-¿Cuál fue la reacción del presidente ante lo que usted le estaba aclarando?
-Levanta el teléfono de la red presidencial y le llama a Manuel Barttlet…
-¡Tenga chango su banana…!!
-Ahí fue donde pude conocer de cerca todo el poder de un presidente. Acto seguido, el presidente De la Madrid levanta de nueva cuenta el teléfono y se comunica con García Ramírez y le dice: “Don Sergio, el licenciado Javier Coello Trejo es mi amigo personal, que le quede muy claro don Sergio… ¿Me entendió? Y cuelga el teléfono…
-¿…Usted que hizo?
-El presidente De la Madrid voltea a verme y me dice: ¡No se preocupe licenciado!! A los cinco minutos, al retirarme de Los Pinos… ¡se me abrieron las puertas de la PGR!!
-Vaya manera de comenzar un arduo transitar por la administración pública de este país.
-Pues sí, esos fueron mis primeros asuntos como abogado.
-No obstante, el respaldo presidencial, para usted ¿Que resultaba mejor ¿Ser borracho o cantinero?
-Ser cantinero es muy bonito, pero… ¡es mil veces mejor ser borracho!!
-Vaya que Dios lo cuida y protege…
-La gran virtud que Dios y la misma vida me han brindado, fue poder conocer ambos lados, es decir, entender cómo debería presentar mis denuncias… ¡Como a mí, me gustaría que me las presentaran!! Es por eso, que siempre manejo, que a cada hecho debe existir una prueba. Así fue como comencé a cabalgar por los caminos de la justicia.
-¿Esos fueron los cimientos de Coello Trejo y Asociados?
-Obviamente, como a los seis u ocho meses, le digo a mi primo… ¡Oye, yo quiero dejarle algo a mis hijos y nietos!! ¿Por qué no te buscas un terreno o una casa para montar debidamente nuestro despacho?…
-¿Ya traía muy clara, la visión a futuro con respecto a sus hijos y nietos?
-¡Exacto!!, porque si le hubiera dicho que nada más era para mí… ¡me iban a querer encajar el diente!! Como a los quince días, a mediados de 1984, me hace saber que había localizado una casa viejísima, vamos, totalmente en ruinas, que estaba ubicada en la calle de Los Juárez, aquí, en Mixcoac, con una extensión de 400 metros y que la estaba vendiendo una señora a través de un notario público, el licenciado Arce Gargoyo. También me informa que ya había hablado con el notario público.
-Ya me había contado que los inicios de su despacho habían sido con la renta de un departamento en Polanco…
-¡Efectivamente!!, el despacho ya estaba fundado. Compramos la casa con todos los ahorros y préstamos de amigos y comenzamos a construir estas instalaciones. Tuvimos que comenzar desde cero, es decir, derrumbando todo porque estaba en pésimas condiciones.
-Uff, sacar permisos y todo eso, es un verdadero calvario para construir…
-Debo ser muy honesto contigo y contarte que el entonces director de Obras Públicas del entonces Departamento del Distrito Federal, era muy amigo mío, el ingeniero Carlos Naves, quien ya falleció. Le hablé para contarle lo de mi proyecto y me dice que me mandaría un muy buen arquitecto. Para no hacértela muy larga, platico con el arquitecto y le digo cuáles eran mis ideas, poniendo énfasis que el frente del despacho tuviera la “C” y la “T”, cosa que hemos conservado hasta la fecha.
-¿Cuánto tiempo tardó la construcción de su prestigiado despacho jurídico?
-Creo que poco más de un año. Pero, para esto, ya teníamos más abogados que se habían incorporado a la planta laboral…
-Esos abogados tienen nombres y apellidos…
-¡Espérenme tantito, no comas ansias…!! Por ejemplo, el licenciado Raúl Rosales Sierra, quien tiene exactamente 40 años conmigo. Así como el licenciado Enrique Montero y que también sigue conmigo…
-¿Cómo es que arranca esa trayectoria jurídica?
-Empezamos trabajando para los bancos y nos convertimos en apoderados legales externos de Bancreser. También hicimos muchas migas con Banorte, al grado de ser el abogado personal y externo del director general de Banorte, quien me tuvo mucha confianza. Luego, fuimos los abogados de Banca Unión y pudimos recuperar mucho dinero.
-¿Especialistas en Derecho Penal?
-¡Exacto!!, pero también, en materia civil. Posteriormente, abarcamos el tema mercantil. Hace poco más de 15 años, conocí al presidente de la Confederación Nacional de Agencias Aduanales que agrupa a poco más de 850 agentes aduanales en todo el país. Me presentaron un caso y lo resolvimos positivamente, debido a ello, me dice que me ofrecía que nos convirtiéramos en sus defensores legales, porque ya tenían como 8 o 9 agentes aduanales en la cárcel por una serie de pendejadas que habían cometido con la Secretaría de Hacienda. De esta manera, hasta el día de hoy, soy el abogado de todas las Asociaciones de Agentes Aduanales, así como de la Confederación.
-En esas cuatro décadas de cabalgar por la justicia… A lo Mero Macho, ¿Cuántos casos se le cayeron?
-A lo Mero Macho, muy pocos…
-¿Duele mucho que se le “caiga” un caso?
-¡Sí, claro que duele!!
-¿Duele hasta la médula?
-Duele porque dentro del litigio, perder cualquier caso duele, pero no han sido casos muy grandes o de renombre…
-Con la confianza que me permite y sin faltarle el respeto, ¿me lo dice para quedar bien conmigo?
-Ja, ja, ja, mi querido Edmundo, han sido muy pocos. Ni tampoco es mi pretensión presumir…
-Javier Coello Tejo… ¡Es el Fiscal de Hierro!!
-Le agradezco mucho su franqueza, pero permítame explicarle algo. Han sido algunos temas civiles, porque quiero ser muy honesto. El presidente López Obrador tenía razón, en que hay corruptos dentro del Poder Judicial…
-¿Sin generalizar?
-¡Claro que no!!, no todos son corruptos, dicho de otra manera, la gran mayoría de quienes integran el Poder Judicial no son corruptos…
-¿Nunca falta “el prietito en el arroz”?
-¡A güevo!!, es como en la viña del señor, hay de todo. Es por eso que yo no estoy de acuerdo con que hayan hecho esta pinche reforma, que es un galimatías y una soberana mamada, que, espero, la Suprema Corte de Justicia de la Nación reconsidere, aunque creen algunos funcionarios, diputados y senadores, que se pueden violar las suspensiones de Amparo
-Continuará-