La vicepresidenta Kamala Harris se burló el domingo de su rival republicano Donald Trump durante un elegante evento de recaudación de fondos, diciéndoles a sus donantes que las multitudes de ella “son bastante grandes”, antes de dirigirse a Nevada para un evento a realizarse en el mismo lugar en el que expresidente apareció hace dos semanas.
Durante el debate presidencial, Harris pareció incomodar a Trump cuando dijo que las personas solían salirse de sus eventos antes de que terminaran debido a sus diatribas. Y ella ha mantenido estos ataques durante su campaña.
Ingresó también a lo que Trump considera su terreno —la inmigración— con una visita el viernes al poblado fronterizo de Douglas, Arizona. Fue su primer viaje a la frontera entre Estados Unidos y México desde que asumió la candidatura presidencial del Partido Demócrata después de que el presidente Joe Biden se retiró.
La gira de cuatro días de Harris por la costa oeste de Estados Unidos tiene varios objetivos. Inició y cerró en dos estados sin clara preferencia política —Arizona y Nevada—, en donde la vicepresidenta intenta apuntalar su respaldo mientras Trump arremete incesantemente contra ella en materia de inmigración ilegal. La parte central de su gira, en California, estuvo dedicada a recaudar fondos en su estado de residencia.
La visita de Harris a la frontera pareció irritar a Trump. El expresidente ha pasado los últimos dos días de campaña criticando a la vicepresidenta, intensificando sus ataques personales y asegurando que ella es la responsable de la “invasión” fronteriza, además de avivar los temores infundados de que fomentaría la anarquía en caso de resultar electa.
Harris respondió a sus insultos como suele hacerlo, a pesar de que Trump la llamó “discapacitada mental”.
“Vemos el viejo y desgastado espectáculo y la misma obra desgastada de siempre”, dijo a una multitud de donantes en Los Ángeles, algunos de los cuales gritaron: “¡Aburrido!”.