El huracán Helene dejó docenas de muertos y miles de millones de dólares en daños a su paso por una amplia zona del sureste de Estados Unidos, y más de tres millones de clientes seguían sin electricidad mientras para otros residentes persistía la amenaza de las inundaciones.
El meteoro tocó tierra en la región de Big Bend, en Florida, el jueves en la noche como un huracán de categoría 4, con vientos de 225 kilómetros por hora (140 millas por hora), y avanzó rápidamente por Georgia, las Carolinas y Tennessee, arrancando árboles, dañando viviendas, desbordando ríos y arroyos y sobrecargando las represas.
El oeste de Carolina del Norte quedó prácticamente incomunicado debido a los deslaves y las inundaciones que obligaron a cerrar la Interstatal 40 y otras carreteras. Hubo cientos de rescates acuáticos, pero ninguno más dramático que el efectuado en el condado rural de Unicoi, en el este de Tennessee, donde docenas de pacientes y trabajadores fueron sacados en helicóptero del tejado de un hospital rodeado por el agua de un río desbordado.
Además, se registraron tornados en algunas zonas, incluyendo uno en el condado de Nash, en Carolina del Norte, que dejó cuatro heridos graves.
En Atlanta cayeron 28,24 centímetros (11,12 pulgadas) de lluvia en 48 horas, un récord en ese periodo desde que comenzaron los registros en 1878, según dijo la Oficina del Meteorólogo Estatal de Georgia en la red social X. Algunos vecindarios sufrieron inundaciones tan graves que del agua sobresalían apenas los techos de los autos.
Moody’s Analytics prevé que los daños materiales asciendan a entre 15.000 y 26.000 millones de dólares.
El cambio climático ha agravado las condiciones que agravan este tipo de tormentas, que ganan intensidad rápidamente en aguas más calientes y se convierten en potentes huracanes a veces en cuestión de horas.
El presidente del país, Joe Biden, dijo que rezaba por los sobrevivientes y la directora de la Agencia Federal de Gestión de Emergencias (FEMA, por sus siglas en inglés) se dirigió a la zona afectada. La FEMA movilizó a más de 1.500 trabajadores, y hasta última hora de la mañana del viernes habían ayudado en 400 rescates.