Pennsylvania, el escenario donde los sueños de muchos jóvenes peloteros se hacen realidad, fue también el lugar donde la ilusión de Matamoros, Tamaulipas, llegó a su fin. En una tarde de emociones encontradas, el equipo mexicano cayó 11-3 ante Venezuela, poniendo fin a su participación en la Serie Mundial de Pequeñas Ligas 2024.
La esperanza mexicana comenzó a resurgir en el cuarto inning, cuando Francisco Aguilar rompió el cero en la pizarra, seguido por un par de carreras que acercaron a México a un 7-3. Los aficionados, tanto en el estadio como en las pantallas de televisión, empezaron a creer en la posibilidad de otra remontada épica, como la que lograron apenas un día antes contra Cuba.
Pero el béisbol, tan impredecible y a veces cruel, tenía otros planes. En el sexto inning, Venezuela selló su victoria con un rally de cuatro carreras, dos de ellas cortesía de lanzamientos incontrolables que erosionaron la moral de los tamaulipecos. La distancia en el marcador se hizo insalvable, y con ella, se desvanecieron las esperanzas de avanzar.
Mientras los jugadores de Venezuela celebraban su pase a la siguiente ronda, donde se enfrentarán a Japón en la Final Internacional, los de Matamoros salieron del campo con la frente en alto. Habían caído, sí, pero lo hicieron con dignidad, dejando buenos recuerdos y una promesa: volverán más fuertes, listos para pelear por el título que tanto anhelan.