Los aguascalentenses Francisco y Víctor, padre e hijo respectivamente vivieron un episodio que recordarán por el resto de sus vidas.
Y es que, Víctor estaba a punto de morir por una falla Rena crónica, antes de que su padre, Francisco, le donara un riñón.
La coordinadora hospitalaria de Donación de Órganos y Tejidos del Hospital General de Zona (HGZ) No. 2, doctora Sofía Alejandra Ozorio Quintana, explicó que el único tratamiento curativo que existe para la IRC es el trasplante renal y para ello, se requiere un donador compatible con el paciente.
Al respecto, detalló: “aproximadamente el 20 por ciento de los enfermos renales encuentran un donador compatible, así que Víctor fue muy afortunado al encontrar en su padre un riñón para vivir. Para ellos, el HGZ No. 2 practicó más de 100 estudios que demostraron la compatibilidad entre padre e hijo y, posteriormente, realizó las gestiones para la cirugía de trasplante en el Tercer Nivel de Atención”.
En el proceso intervino un equipo multidisciplinario conformado por personal de Nefrología, Cardiología, Urología, Trabajo Social, Endocrinología, Psiquiatría, Odontología, Nutrición, Otorrinolaringología y Medicina Interna, quienes lograron que el paciente alcanzara las mejores condiciones para someterse a la cirugía de trasplante y que el cuerpo no rechazara el órgano. Dicha cirugía se realizó en el HGZ No. 33 en Monterrey, Nuevo León.
Al respecto, el señor Francisco comentó: “sabíamos todo lo que implicaba este procedimiento, pero su mamá, hermanos y yo estábamos dispuestos a ser donadores. La prioridad era la vida de Víctor. Queríamos que tuviera una segunda oportunidad y el Seguro Social nos ayudó para ello”.
Por su parte, el joven Víctor compartió: “ya pasaron cuatros años. Empecé con malestar general y un diagnóstico de Hipertensión Arterial. Luego apareció una hemorragia nasal permanente y, tras varios estudios, se confirmó la sospecha de Insuficiencia Renal Crónica.
Estuve más de tres años en hemodiálisis, pero gracias a mi papá y al apoyo del IMSS para hacer el trasplante, hoy me encuentro sano y hago mis actividades normalmente; estoy revalidando estudios para regresar a estudiar Enfermería y también continuar con la práctica de charrería. Mi papá sigue como maestro de banda de guerra en una preparatoria”.
Padre e hijo expresaron: “Nuestro agradecimiento es para familiares, amigos, médicos, enfermeros y personal de todas las áreas en las que estuvimos, tanto en Aguascalientes como en Monterrey. La atención y el trato siempre fue cálido y profesional”.
Finalmente, la doctora Ozorio Quintana destacó la importancia que tuvo en el proceso médico la disposición de Francisco y la disciplina de Víctor para seguir al pie de la letra las instrucciones de cuidados y alimentación.
De igual forma, reconoció el trabajo conjunto del equipo multidisciplinario de salud de Aguascalientes y de Monterrey para lograr un trasplante exitoso y condiciones óptimas, tanto para el donador como para el receptor que, al día de hoy, gozan de plena salud y han retomado sus actividades sin limitaciones.