Una serie de paralelismos se han dado contundentemente entre el expresidente Carlos Salinas de Gortari y el actual AMLO.
Por Jorge Octavio Ochoa
En uno de los múltiples chats de WhatsApp que existen en México, comandados por especialistas de la comunicación, se dio un debate suigéneris que, por su simpleza, engloba en mucho el grado de confusión y contradicciones que ha generado el surgimiento de la autodenominada “Cuarta Transformación”.
Todo surgió a raíz de las inundaciones que sufrió el Tren Maya en uno de sus tramos estelares, Bacalar, que dejó bajo el agua no sólo las vías, sino colonias completas como la Diego Rojas, y las promesas incumplidas de este sexenio. Nada quedó concluido, todo está mal o a medias.
De hecho, el Tren Maya, el transístmico y el AIFA, terminarán siendo transportes de carga que impulsarán proyectos más cercanos al neoliberalismo que tanto critican, que a obras de interés social. Los pobres no tendrán mucho espacio en ellos, más que para el empleo.
Eso no está mal, pero dimensiona el tamaño de la hipocresía. Los gobiernos populistas, de pseudo izquierda, cuestionan el consumismo, el “aspiracionismo” y las prácticas capitalistas, pero exigen la apertura de fronteras gringas para todos los pobres que ellos mismos han generado.
Vemos cubanos, venezolanos, salvadoreños, colombianos, haitianos, agolpándose en la frontera de los Estados Unidos. Sus gobiernos critican el racismo, el despotismo, la política de muros y cerrazón en la frontera. Pero hacia dentro, responden a la oposición con soberbia: “ya supérenlo, somos mayoría absoluta”.
En el discurso, esos gobiernos de pseudo izquierda insisten en que el malvado neoliberalismo es el causante de las desigualdades, pero fundan su poder político en la miseria. Por momentos pareciera que incluso propician la migración para agolparla en las fronteras de los países “neoliberales”.
Piden que ese odiado país capitalista invierta en Centroamérica y cree empleos para frenar el fenómeno de la migración. Sin embargo, no hay una mirada de autocrítica. Dicen estar del lado del pueblo, pero impulsan los grandes negocios y las prácticas comerciales de consorcios.
El debate en el chat de WhatsApp se volvió más confuso, cuando de pronto se abrió un extraño paralelismo entre Carlos Salinas de Gortari y Andrés Manuel López Obrador porque, todo lo que ha logrado este último, es lo que había planteado el creador del TLC.
Espurio mandatario, que llegó a la presidencia por un gran fraude electoral, Carlos Salinas quiso desaparecer al PRI y mutarlo por SOLIDARIDAD. No pudo. Sin embargo, hoy ya hay un nuevo partido de Estado, MORENA, que empieza a cumplir todas las fantasías de aquel sátrapa.
Lo que quería hacer aquel, lo ha cumplido López Obrador, con el regreso de un presidencialismo autoritario, sin freno, y la entronización de un nuevo partido de Estado. Da la impresión de que la mafia del poder de la que tanto se habló en estos seis años, es la que nos gobierna.
Los defensores de AMLO aseguran, por ejemplo, que el T-MEC de ahora es “más cordial” que el TLC porque, dicen, “respeta” áreas estratégicas de nuestra economía, como los energéticos y, sobre todo, la soberanía nacional. El problema es que Trump amenaza con prohibir la instalación en México de empresas chinas.
Dirán que MORENA es más “cordial” que el viejo PRI. En lugar de crear instituciones como INFONAVIT, IMSS, CONASUPO, entregan el dinero en mano, a modo de dádiva, para generar más dependencia del pueblo. Lavan dinero creando instituciones sin rumbo como el INSABI o SEGALMEX.
Luego lo desaparecen todo, o lo ocultan por un lustro. Construyen trenes que facilitan el trasiego de drogas y mercancías, porque no han sabido instaurar un verdadero sistema de seguridad nacional. Pero nos dicen: “Ya supérenlo, al neoliberalismo ya le están dando cristiana sepultura”. Ajá.
Cuestionan la depredación ecológica y comercial por la creación de puertos turísticos como Cancún, Playa del Carmen o Huatulco, en los sexenios de Echeverría y López Portillo, pero hoy defienden el tendido de un tren que igual devastó kilómetros de selva y árboles en Quintana Roo.
Del antiguo “dedazo”, se pasó a un modo más autoritario de traspaso del poder: el “corcholatazo”, con nominaciones múltiples, una insaculación sucia y un último viaje de despedida entre mandatarios salientes y entrantes, para dejar el “encargo” de las obras que más le preocupan al que se va.
Ésa es la discusión circular en la que hemos caído, mientras el debate político sigue en torno al inminente arribo de una mayoría parlamentaria que podrá modificar la Constitución a su antojo, para aplastar al Poder Judicial y cerrar toda posibilidad de que se persigan los delitos del presente, que son muchos y enormes.
Los enclaves del Lópezobradorismo empiezan a llegar y a enquistarse en el nuevo gobierno. Ya se ve en las secretarías de Educación, Trabajo, Cultura, y hasta en el futuro liderazgo de Morena, que tal parece, llegará sin objeciones. Se columbra la sombra de “Andy”, el vástago, el orgullo del nepotismo de Andrés Manuel.
Todo está mal, o a medias y se vuelve un enorme costal de promesas incumplidas. Por ejemplo, el programa de pensiones para adultos mayores a partir de los 60 años, prometido por Sheinbaum, por lo pronto se hará hasta los 63 años. Son más de 60 mil millones de pesos que se han comprometido a partir del 2025.
Pero no hay de dónde. La mega farmacia no ha podido surtir los casi 45 millones de recetas que el aparato institucional dejó de proporcionar desde la pandemia del Covid19 en el 2020. Opera sin medicamentos y sin empleados. La población que no cuenta con acceso a servicios de salud pasó de 16.2% en 2018 a 39.1% en 2022.
Por más que lo nieguen, México fue uno de los países con más muertes por mal manejo de la pandemia. Todo lo atribuyen a “negocios turbios” de las farmacéuticas, que lucraron con los precios, promoción y distribución de medicamentos. Pero no hay un solo detenido.
Dicen hacer milagros presupuestales, pero nada le costará al gobierno. Le costará a usted, a mí, a todos los que pagan impuestos. De ahí salen los recursos. Tampoco las becas para estudiantes de escuelas públicas saldrán del bolsillo de López Obrador. Todo saldrá de las arcas del SAT.
Ni usted ni nadie le debe nada a AMLO o a la 4T. Se lo debe a los impuestos que usted paga, y a los millones de compatriotas que sí cumplen con sus obligaciones fiscales. Pregunte usted desde cuando AMLO no hace una declaración fiscal. A él le descuentan directo de su salario, como empleado federal.
El actual, ha sido el sexenio menos productivo en casi todos los renglones y para cierre de este año viene la escasez, la carestía, la miseria y la hambruna. Al menos eso se ve a la luz de los niveles de producción agropecuaria en el país, que fue la más baja del sexenio.
México se encuentra en el tobogán de los regímenes populistas: dádivas con dinero del erario, falsos aumentos del salario mínimo, más impuestos, poca generación de puestos de trabajo. Mayor economía informal, ambulantaje, sub empleo y cobro de “piso” para vender mercancías generalmente ilegales.
La desaparición del Seguro Popular y el deterioro del Sistema de Salud Pública durante el actual sexenio, han incrementado en un 30.9% el gasto de los hogares en servicios médicos. El “error” del INSABI y su paso al IMSS-BIENESTAR, derrumbó también el esquema de vacunación en México.
El aumento al salario mínimo sirve más para multas y cobros de la Tesorería que para corregir la disparidad de ingresos en la población. El gobierno federal aumenta los subsidios a Pemex y CFE. Las empresas empiezan a cerrar, muchas van a quebrar, no hay confianza.
Los apoyos en dinero son insuficientes cuando no se crean instrumentos de crecimiento económico. Los recursos siguen saliendo de los mismos causantes cautivos. Pero hoy a los mexicanos los hacen creer en fantasías, aunque sabemos que para diciembre no podrán con la depresión financiera.
El gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador, cerrará su sexenio sumido en una serie de grandes promesas que indudablemente quedarán incumplidas y no beneficiarán a las grandes mayorías ni, mucho menos, a los pobres.
México seguirá con graves problemas de abasto y distribución de medicamentos. Igualmente, tendrá que reponer los años perdidos al suspender los esquemas de vacunación que se tenían. Pero hoy, este análisis está sepultado con las cortinas de humo creadas sobre la depuración del Poder Judicial.
Los ataques a la Suprema Corte, tienen el doble objetivo de encubrir negocios turbios del actual régimen, y debilitar cualquier procedimiento legal que se quiera iniciar por las fallas descomunales que se cometieron en todos los proyectos estelares del sexenio.
Por eso también los ataques a la prensa, a los líderes de opinión y a los principales medios de comunicación. Todo lo que visibilice la corrupción imperante será combatido. El compromiso 90, respeto a la libertad de expresión y fin de la censura, quedó en entelequia.
Durante el actual gobierno se han cometido 46 asesinatos de periodistas, lo que convirtió a México en el país más peligroso para ejercer la profesión. Se dijo que no habría espionaje a opositores ni a ciudadanos. ¡Ajá! Otra mentira de las miles que hizo López Obrador.
El Ejército ha utilizado el software Pegasus y el mismo presidente se ha encargado de difundir información privada de comunicadores y empresas. Cuánto ganan, quienes son sus socios, en qué invierten. El viejo CISEN está más vivo que nunca y hoy incluso destruyen cuentas de redes sociales que son adversarias.
Esto es lo que ocurrió, por ejemplo, con la cuenta de X de La Red Social, que de pronto fue suspendida, sin explicación alguna. Pero los ciudadanos tampoco podemos ni debemos convertirnos en esclavos de esos instrumentos, que sirven a intereses monopólicos y de dominación. Al final, muchas cosas se sabrán.